domingo, 26 de abril de 2009

Helena Restrepo, madre de la promoción de la salud en Latinoamérica




Al comenzar a escribir sobre promoción de la salud, me tropecé con imágenes de personas que han contribuido a su desarrollo en la Región. Indudablemente la imagen dominante entre estas personas es la de Helena Espinosa de Restrepo, como es más conocida en su país, Colombia. En el resto del continente se la conoce respetuosamente como la Dra. Restrepo. Por esto pensé que no había mejor tema para un artículo de inicio de mi blog que hacer un reconocimiento de su tarea y de su influencia en el desarrollo de la promoción de la salud.

Tengo en la mesa varios artículos y comentarios sobre su carrera, frondosa en experiencias, que la llevaron a actuar en los diferentes campos de la salud pública, desde el curativo hasta su más preferido, y el que le robó el corazón y las energías en los últimos años: la promoción de la salud.

Efectivamente, de la residencia en Patología y Bioquímica de la Universidad del Valle, pasó a la Maestría de Salud Pública, de la Universidad de Antioquia, y comenzó una carrera caracterizada por éxitos académicos y científicos en diversas universidades del continente y España. Su preocupación por la teoría se expresó en más de 100 publicaciones sobre temas diversos. Personalmente utilicé y difundí algunas de sus obras que fueron claves en el desarrollo de la promoción de la salud; el libro con ese mismo nombre y la Antología de la Promoción de la Salud, fueron y son muy utilizados como libros de texto y referencia en todos nuestros países.

Pero lo mejor de Helena Restrepo no es la teoría sino la práctica. O mejor, alimentó siempre su caudal teórico con una intensa práctica, que la adquirió a su paso por centros de salud, secretarías de salud de su país, y su primera aproximación con un Municipio, como Secretaria de Salud de Medellín, gobierno local desde donde asesoró y dirigió programas de la vida real.

Yo tuve el honor de conocerla cuando entré a formar parte del Programa de Salud del Adulto, en la Organización Panamericana de la Salud, casi al mismo tiempo de su puesta en marcha, en los inicios de los 90. Antes ya había oído hablar de su capacidad de gestión en programas de la mujer, principalmente, el de control del cáncer cérvico uterino, que recibió un fuerte impulso de su parte. Sin un discurso extremoso, fue una de las funcionarias que más aportó a los temas de género y de liberación femenina desde donde le tocó desempeñarse.

En el Programa de Salud del Adulto empujó el tema del control de las Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT), que antes se llamaban Crónico Degenerativas. Trató de dar a sus programas un enfoque de riesgo, añadiéndole contenidos promocionales que trataban de demostrar que las ECNT no eran simplemente degenerativas, sino que podían anticiparse y prevenirse. Sus expectativas sanitarias, sin embargo, pronto sobrepasaron los alcances del enfoque de factor de riesgo, por lo que buscó ampliar el espectro de ese accionar sanitario, con una estrategia más poblacional y más política. Es una técnica que sabe la importancia de la política o, por lo menos, nunca se corrió de hablar de ella ni de su utilización. De esta manera, y con el apoyo político necesario, pasó a coordinar el Programa de Promoción de la Salud, primero, y a dirigir la División de Promoción y Protección de la Salud, después. Con ella la promoción de la salud conoció en la OPS su mayor auge. A través de su incansable trabajo logró difundir en los países los contenidos de programas que para el momento eran revolucionarios. El más importante fue el de Municipios Saludables que, como ella mismo lo repetía “hablar de Municipios Saludables es hablar de Promoción de la Salud porque se trata de la aplicación de conceptos, enfoques y estrategias comunes”. El movimiento de Municipios saludables se hizo grande y conocido. En casi todos los países se conformaron redes de municipios que perseguían este objetivo. Pero el trabajo no terminaba en los municipios, las mismas estrategias se fueron aplicando a diferentes escenarios, principalmente, escuelas, mercados y lugares de trabajo; además de que su experiencia adquirida con las ECNT le permitía trabajar más integralmente, sin menospreciar la influencia de los hábitos en la salud.

El impulso que se le dio en esa etapa a la promoción de la salud, se vio reflejado en la creación paulatina de unidades y direcciones de promoción de la salud en casi todos los países de la Región. La promoción de la salud se internalizó en el sector salud y se posicionó en muchos ministerios, instituciones de salud, universidades y organismos no gubernamentales. También en salubristas y promotólogos, que pedían más capacitación e incursionaban en sus terrenos inexplorados e inciertos. La promoción de la salud siempre fue un desafío, algo para descubrir y algo para crear, con imaginación y decisión, virtudes que también adornan la personalidad de Helena Restrepo. Este movimiento, en gran medida, se debe a su impulso y su claridad de gestora.

En la actualidad, la Dra. Restrepo, continúa infatigable promoviendo, visitando los países y difundiendo sus conocimientos. En calidad de invitada, visitó el Perú en el 2004, para dar la conferencia central del Primer Encuentro Nacional de Promoción de la Salud, en esa ocasión fue presentada como la Madre de la Promoción de la Salud en Latinoamérica. Creo que el título es merecido y, por eso, lo copio en el titular de este artículo, que sólo está destinado a homenajearla.